Bailar con Combo Ginebra

Bailar con Combo Ginebra significa muchas cosas. Significa llegar a una junta de amigos, comer empanadas con sabor a yerba, empinarse varios vasos de vino y sacudir en cuerpo al compás de la cumbia toda la noche. 

Entre tantas caras diferentes, siempre te encuentras con una sonrisa cómplice, con unas manos que se alzarán contigo y con la energía de quien también ha dispuesto olvidarse del mundo por un momento. Y mientras todo eso sucede, la banda ensordece con sus gritos de júbilo, sus compases fiesteros y sus risas entre ellos. Saben muy bien como entusiasmar a la gente, porque se crea un ambiente entre pares, donde ellos no son más que parte del pueblo que goza bailando, pero en el escenario, cuentan con el poder de los instrumentos. 

No se da la euforia colectiva por sus nombres y una foto, aquí ellos posan gratis y con ganas. Tiran las mismas tallas que se tejen en el público y se cansan, paran, (claro que después de una larga hora y media que no se siente) y toman “chela”, igual que el resto. Al final, son requeridos nuevamente por el público, ya los conocen. Gritan su nombre y piden cumbia. No están satisfechos de escuchar los temas antiguos y sabrosones que alegran cualquier fiesta familiar, ni siquiera aunque éstos hayan sido renovados en honor a la Nueva Cumbia chilena. No señor! Ellos quieren más, y les dan más. 

Luego se bajan, con la adrenalina arriba, contentos de haber logrado su cometido. Los otros, siguen carreteando con la música embasada, con sus caras rojas y sudados. Mientras,”los artistas”, van directo al camarín con la boca seca y el cuerpo pesado. Allí los esperan unas papitas y un vinito para celebrar el bacilón.

*Comparto esta crónica hecha de una noche bailando con Combo Ginebra escrita por mi y difundida como la presentación oficial de la Banda.