Me gusta la cumbia, si señor. Y no me da miedo decirlo. No me siento flaite, no me aterra "picar cebollita", levantar las dos manos al ritmo y mover la cintura ovaladamente. Me gusta porque así me voy dejando llevar con el sonido sabroso del güiro, porque los pies se me mueven pasito a pasito y porque me puedo tomar de las manos con alguien que acabo de conocer, o hacerme la linda con el "lolito" que conozco hace rato.
Antes de la Nueva Cumbia pensé que me gustaba porque le gustaba a mi mami. Toda una vida escuchando cumbia te deja más que letras en la cabeza, te deja el un montón de juntas familiares cantando a viva voz los hits de antaño. Hoy hay miles como yo, incluso hay otros que la renuevan y hasta me siento de moda.
Que bueno que Chile se achorize, prenda como Pasto seco y salga a callejear.
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