El Altazor es un reconocimiento dado por los mismos artistas
a sus pares. El premio se da desde el año 2000 y es votado por aquellos artistas
asociados a las distintas Sociedades existentes (por ejemplo, la Sociedad
Chilena del Derecho de Autor, SCD, en el caso de la música). Es, si se quiere,
un premio desde la oficialidad, la gran industria, el canon y el centralismo
santiaguino. Es , a su vez, un premio entre pares, entre colegas, lo que le
brindaría el juicio de experticia y validación del que nunca contó el premio
Apes.
Chico Trujillo aparece como la primera mención a alguna
cumbia dentro de las nominaciones. Fue el 2009, en su décima versión, por su
disco Plato Único Bailable, junto Angelo Piarettini y a Mauricio Redolés.
Todos, discos Oveja Negra, de la misma SCD. ¿Categoría? Rock. La oficialidad se
compraba la hipótesis de que esa nueva cumbia valía porque venía o dialogaba
con el rock y resultaba impensable una categoría propia. Mauricio Redolés, en
el fondo, era víctima del mismo cuadro. De seguro, lo sabemos, alguna cumbia
como cumbia pura jamás habría logrado un espacio mediático válido para la
industria en ese entonces (a penas hace cuatro años). Hay que destacar, además,
de que es la cumbia la que tuvo que acercarse a la industria (grabar para Oveja
Negra, el sello oficialista), lo que termina significando la puerta abierta al
gran mundo santiaguino del espectáculo (y que comenzáramos a perder a Chico
Trujillo para siempre…). Ese año, ganó Redolés.
Al año siguiente, Altazor no pudo sustraerse al que ha sido
el más importante fenómeno mediático capitalino de los últimos años: Américo, y
se la juega nominándolo en la categoría de disco pop por A Morir ¡junto a De
Kiruza y Difuntos Correa! Américo, pop; Chico Trujillo, rock. Ese 2010, en rock
estaban Fiskales Ad-hoc, La Floripondio y Sinergia, así que había sido un año
más débil para el mambo santiaguino desde la mirada de la oficialidad. En
relación a Américo, la nominación es en sí el premio (al igual que para Chico
Trujillo un año antes): el ganador pop del 2010 fue De Kiruza. Sin embargo, la
señal de nominarlo había causado una reservada sorpresa en los medios que se
consideran influyentes. Iñigo Díaz escribe, para entonces, en El Mercurio: “la
figura de Américo marca la primera diferencia en 2010, luego de una década
completa en que los nombres desconocidos para el gran público se llevaron las
estatuillas (…) Américo ha sido en sí mismo un terremoto en la música chilena y
por eso el hecho de que superara la barrera de las preferencias del público y
llegara a las preferencias de los músicos habla de su impacto en todos los
frentes”.
En la premiación del 2011, la fuerza de Américo vuelve a
aparecer en la categoría pop, ahora por su disco En Vivo. Dos nominaciones al
hilo, ambas por discos grabado en el sello Feria Music, da cuenta de una
participación decidida y penetrante del cantante ariqueño en la gran industria
capitalina. Participación sin timidices ni complejos, diríamos. ¿Compañeros de
nominación? Manuel García y Gepe. Evidentemente era el lugar donde calzaba
Américo, pero no la cumbia. En definitiva, nuevamente la nominación es el
premio y sale triunfador, ahora, Manuel García.
En la entrega 2012 no pasó nada de cumbia por los músicos
canónicos asociados. Un alivio. Un discazo enorme como Le traigo cumbia de
Santa Feria se quedó para siempre en el olimpo de la subalternidad. La versión
2013, sin embargo, vino dispuesta a cancelar todas las deudas cumbieras, a
disipar los fantasmas y a integrar decididamente a la música tropical en la
gala. Quizás, mirando un poco lo que pasa allende Los Andes con los Gardel. O,
más seguramente, intentando hacer partícipe a la industria de lo que está
sucediendo en los bordes de la noche, pero cada vez con mayor participación de
publicos de sectores adquisitivos medios y altos.
Entonces, a falta de una categoría, Altazor 2013 apareció
con dos: Mejor Canción Tropical y Mejor Álbum Tropical. En Mejor Canción las
nominaciones fueron:
1- Combo Ginebra: “El Vacilón
2- Aldo Asenjo: “Caliéntame la sopa con un
hueso”
3- Luis Castillo Puentes (Los Pata e’ Cumbia):
“Esta si que es vida”
La canción reconocida como la más destacada del año fue “El
vacilón”.
En cuanto a los discos, los nominados fueron:
1-Chico Trujillo: Gran Pecador. Sello Oveja Negra
2- Combo Ginebra: EL Vacilón. Sello Oveja Negra
3-Sonora Palacios: 50 años en vivo. Sello Plaza
Independencia.
Con
sentido histórico, el reconocimiento recayó, en este caso, en la Sonora
Palacios.
Los
Altazor a la música tropical se entiende como un reconocimiento desde los pares
a los buenos trabajos que están surgiendo desde las cumbias en Santiago de
Chile. Un reconocimiento y una consagración. Y sin dudas, hay excelentes
músicos que están dando vida a la actual escena, nadie podría negarlo. Ahora
bien, desde mi perspectiva, que los Altazor hayan generado un espacio explícito
para las cumbias da cuenta, también, o sobre todo, del proceso de blanqueamiento obvio y
esperable que habría de vivir cierta facción del nuevo mambo: reconocimiento
radial, televisivo y de prensa, aceptación por parte de la industria mediática
musical y televisiva, circuito de presentaciones ampliado a nuevos escenarios
(entiéndase escenarios más bien de solistas, como el Caupolicán, o Festivales,
como Olmué) y acceso (¿reconocimiento, búsqueda, solicitud?) a la industria
discográfica grande de Santiago. Puede ser, además, una inexorable señal de
decaímiento del espíritu original y el anuncio de un reordenamiento del
panorama, quizás ya advertible en otras señales.
Dirán
que es una apertura a la diversidad. Habrá que ver por cuántos años se repite
esta postura. A ver si fue sincera o si fue oportunista. Si fue una consolidación
o un canto de cisne. Por cuántos años más los artistas de primera línea
aceptarán que escuchan y vacilan cumbias. Habrá que ver.
Agradecimientos a LacumbiaenChile.com
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