Mañana y el jueves llegan a Mendoza los Chico Trujillo, la
big band independiente liderada por Aldo "Macha" Asenjo más
importante de Chile. Cita imperdible con los ritmos latinoamericanos.
Por Pablo Pereira
Dijo Séneca: "La vida es como una leyenda: no importa
que sea larga, sino que esté bien narrada". La historia de la banda Chico
Trujillo tiene mucho de eso, de estar bien narrada. De allí a ese aire mítico
que tanto sus integrantes como sus presentaciones proyectan desde el otro lado
los Andes.
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Es que antes de convertirse en el noneto que capitea el
movimiento "Nueva Cumbia Chilena" - reformulación con espíritu
crítico de las orquestas típicas de los 60 -, seis impecables discos y de girar
por los circuitos europeos, hubo un relato épico que ha fortalecido la imagen
rebelde de esta banda por esquivar el mainstream, defendiendo con testosterona
su espíritu independiente.
Entre los más difundidos fue el contundente rechazo de
actuar en la gran vidriera del Festival de Viña del Mar cuando los productores
del evento se lo propusieron con un cheque de varios ceros. Por el contrario a
estos rumbos, ellos prefirieron siempre otras contraofertas como tocar en shows
públicos en apoyo a los estudiantes atrapados en el sistema educacional chileno
o en eventos solidarios al también muy sonado conflicto mapuche del sur
chileno.
Fábulas
Chico Trujillo se creó allá por 1999 como un desprendimiento
del grupo punk ska La Floripondio, nacido en la Villa Alemana, rejunte de
amigos que protagonizó las andanzas dentro del circuito under bailable de
Valparaíso.
Para alargar la estadía durante una primera gira de La
Floripondio por Berlín, Hamburgo y Amsterdam, Tuto (el bajista Víctor Vargas) y
Aldo "Macha" Asenjo, amigos de siempre, recolectaron dinero tocando en
las calles repertorio clásico cumbiero que recordaban muy bien y que hicieron
furor en Chile en los 50 y 60 de grupos como Los Vikings 5, Giolito y su Combo
o La Sonora Palacios; la banda de sonido de los clubes sociales de la niñez de
ambos y de allí creció el ADN de Chico Trujillo, en rescatar aquellos ritmos
latinos desenfadados agitados por piscos y pasitos borrachines, silenciada en
los 70 y durante las dos décadas por el dictador Augusto Pinochet.
Reversiones
Manos a la obra: al principio reelaboraron covers de Tommy
Rey, Checo Acosta y Los Hispanos y el entusiasmo fue derivando en cumbias,
boleros y guarachas propias donde surgió la necesidad de expandir la
instrumentalidad con trompetas, saxos y trombones. El nuevo proyecto fue
bautizado Chico Trujillo - apodo muy común en Chile más apellido harto latino -
. De allí al primer álbum: "Chico Trujillo y la Señora Imaginación"
con una edición en Alemania con el nombre de "Arriba las nalgas" de
2001 que consiguieron repartir por emblemáticos escenarios chilenos y europeos
- como La Batuta de Santiago y el Café Zapata, en Berlín, la segunda casa de la
banda - .
Tras doce años ininterrumpidos de carreteo, ya fatigaron
tablas desde Arica a Punta Arenas y de New York a Serbia, editaron seis álbumes
y sumaron más de 50 conciertos.
Por segunda vez en Argentina, aterrizarán en vuelos de
cabotaje por Mendoza (mañana y el jueves a las 23, en "Rumbo
Perdido", Córdoba el viernes 8 y Rosario, el sábado 9).
En Buenos Aires serán los encargados de la apertura del
"IV Festival Vecinal", organizado por Kevin Johansen, agendado para
el domingo próximo en el Teatro Konex, para seguir luego por Perú y México. En
cada uno de estos escenarios los Trujillo presentarán en vivo su último CD
"El gran pescador", más su acostumbrada y bien arriba antología
fiestera.
*Información extraída de http://www.losandes.com.ar/notas/2013/3/5/flash-cumbia-chilombiana-700174.asp
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